martes, 5 de mayo de 2009

Un negocio, una pasión


Menos mal que existe. Y ojala que nunca deje de existir. No se que haríamos muchos sin él, y tampoco quiero imaginarlo. Hablo del Fútbol, claro, del muchas veces mencionado “opio de los pueblos”. Del deporte más popular del mundo, y como tal, también es uno de los negocios más grandes del planeta. Es lógico en algo tan lucrativo y que roba la atención de millones de personas día tras día.
Es que el fanatismo de muchos ya pasó la barrera de ir a la cancha a alentar a su equipo. Ahora también se consume el resumen de la fecha -local y de cualquier parte del globo- en infinidad de programas deportivos que muestran la previa del partido, la salida de los equipos, el saludo, las jugadas, los goles, las faltas, las tribunas, el pancho del entretiempo, y así, detalle a detalle hasta llegar al final. Entonces ahí, recién ahí, comienza el análisis del encuentro por los “especialistas”. Y al día siguiente, el diario, por si hay algo nuevo.
Y si, es un deporte que vende mucho, y es por eso que hoy tenemos el Fútbol que tenemos. Ya lo dijo Eduardo Galeano - periodista y escritor uruguayo- en su libro “El Fútbol a sol y a sombra”: “El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, Fútbol para mirar. Y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un Fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía”.
Quizás sea por esto que hoy es tan común ver equipos que no juegan a nada, aunque en realidad juegan por algo. Que ya sea moneda corriente, al menos en el fútbol argentino, que los equipos que compiten también en copas internacionales descuiden el campeonato local. A punto tal de hacer papelones o arriesgarse a terminar últimos en la tabla, pero con posibilidades de seguir en el otro torneo. Lo cierto es que una copa internacional, además de dar prestigio, da mucha plata.
¿Entonces donde quedó la esencia del Fútbol? Los pases mágicos de Ricardo Bochini, las paredes con Daniel Bertoni, las gambetas y los piques de Diego Armando Maradona, del chueco Garrincha, el Fútbol de “galera y bastón “de Federico Sacchi y ya atrás, casi olvidados, quedaron los 293 goles del máximo goleador del fútbol Argentino, el paraguayo Arsenio Erico. Ahora se pueden disfrutar, al menos en el torneo argentino, de algunas pizcas de osadía al ver un caño de Juan Román Riquelme o un pase con el guante mágico que lleva en su pie derecho Juan Sebastián Verón o al eterno goleador Xeneise Martín Palermo.
A fin de cuentas de esto se trata el Fútbol, que es mucho más que once tipos corriendo atrás de una pelota, como piensan varios. Si bien es un negocio, también es pasión, es desafío, es revancha, es amor, es el sentimiento único de dejar salir el alma por la boca y gritar un gol hasta marearse. Sino que alguien se anime a decírselo a los miles de millones de hinchas de este deporte en todo el mundo que hacen filas eternas para conseguir una entrada y cuentan hasta el último peso a ver si llegan a estar el domingo ahí, alentando a los colores que aman. Porque no se es hincha de los jugadores, se es hincha de un club, enamorado de esos colores por los que dejaría la vida. Y claro, además, somos fanáticos del Fútbol.

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