viernes, 1 de mayo de 2009

El recuerdo de Senna

El mito comenzaba. La curva de Tamburello parecía más grande de lo que en realidad era, el Williams Renault FW16 se despistaba y a más de 300 km/h acabó con la carrera y vida del piloto brasileño. El Gran Premio de San Marino fue el último de la exitosa vida deportiva de Ayrton Senna y su recuerdo comenzaba a ser más grande que sus logros.

Campeón del mundo en tres ocasiones (´88, ´90 y ´91) y una larga trayectoria por delante, Senna se perfilaba, con su talento e inteligencia, para ser el mejor piloto de la historia, siendo el único capaz de superar los cinco títulos de Juan Manuel Fangio.

El Toleman TG183B lo acompañó en su arribo a la máxima categoría del automovilismo mundial, en 1984, y debutó a bordo de un monoplaza en su casa, el Gran Premio de Brasil. En su segunda carrera, en Sudáfrica, logró su primer punto gracias al sexto puesto obtenido.

En 1985, ya manejando un auto de la escudería Lotus, conseguiría su primera victoria. Fue en el circuito de Estoril, en Portugal y bajo una lluvia torrencial. Allí consiguió seis triunfos en tres años y estuvo hasta fines de 1987, ya que para la siguiente temporada se uniría al equipo McLaren y comenzaría lo que fue la mejor época de su carrera. Por primera vez, Senna tenía un auto competitivo para hacerle frente al campeonato mundial.

De las 16 carreras de 1988, el piloto brasileño se quedó con ocho y alcanzó de esta forma su primer título. El escenario fue el Gran Premio de Japón, circuito en el que un año después perdería el bicampeonato en manos de Alain Prost, su eterno rival, tras un choque entre ambos y la descalificación de Senna tras ganar la carrera.

De manera sorprendente, el GP de Japón también fue testigo de su segundo título del mundo, en 1990, luego de otro conflicto con Prost que produce el abandono de ambos y la consagración del piloto brasileño. Un año después, en su tierra natal, conseguiría el último título de su trayectoria, también a bordo de un McLaren.

Dueño de varios récords hasta aquel entonces, superados años posteriores por el múltiple campeón Michael Schumacher, Senna marcó un antes y un después en la Fórmula 1, por su manera de correr, de manejar y de enfrentar las carreras.

Luego del choque que le quitó la vida con sus jóvenes 34 años, los comisarios del circuito descubrieron una bandera de Austria en el interior del Williams destrozado del brasileño. Senna iba a homenajear a Roland Ratzenberger, quien había muerto en Imola un día antes. No hace falta señalar la cantidad de carreras que ganó ni las pole positions que consiguió. Senna no va a quedar en la historia por sus logros. El piloto paulista será recordado como un grande que no se hizo odiar por sus rivales, sino que se hizo admirar por ellos.

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