martes, 28 de abril de 2009

Entre libros, un nuevo mundo


“Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro”, Emily Dickinson (1830-1886) Poetisa estadounidense

Fue un instante de pasión loca la que sintió Alberto después de llegar al final y entender que esa historia era fascinante. De ahí en más, Alberto, joven estudiante de secundario, entendió que la literatura le enseñaba demasiadas más cosas que sus juegos de internet o sus horas sentado frente al televisor mirando qué marca de botines usa Messi o cuál es el amante de “Lola”, el nuevo personaje de Yuyito González en la novela “Pasión de Cotorras”.
Alberto leyó por primera vez “El fútbol a sol y sombra”, tenía 14 años, y miles de sueños de jugador. De ahí en adelante, el joven soñador tomó ese buen hábito que es el de leer y emprendió un viaje que sólo es de ida, y maravilloso. Intentó en vano inculcar a sus amigos su nueva pasión y discutió con sus padre sobre lo importante de leer, cultivarse, viajar a través de las líneas de una mágica historia, imaginarla y llegar con pena al ocaso de ese libro, al ver el punto final, seco, muchas veces entremezclado de alegría y bronca.
La literatura era para él un pasatiempo perfecto: la excusa justa para darle la espalda al aburrimiento, al tiempo libre perdido sin nada por ganar. Pasó por varias ramas, leyó de política y de historia, de cocina y de sexo. Se enamoró de Osvaldo Soriano cuando entre sus manos tuvo “Triste, solitario y final”, se encariño con la literatura de calle y barrio de Fontanarrosa, y las historias muchas veces tristes de Galeano. Se obsesionó con muchos libros de investigación de Rodolfo Walsh y pensó muchas veces en lo duro de sus trabajos y en lo cruel de su muerte.
Rezongó cuando sus padres le contaron que los militares prendían fuego libros o no dejaban trabajar en paz a los escritores que incomodaban, y que éstos se tenían que ir para no perder la vida y que otros muchos la perdieron.
Hoy, mucho más maduro y canoso, Alberto es profesor de literatura en una escuela humilde del conurbano, y esta semana decidió llevar a sus alumnos a la Feria del libro, para que ellos también descubran un nuevo mundo.

3 comentarios:

vero dijo...

Coincido con Alberto con esa pasión por la literatura.Esta semana llevo a mi hija a la feria del libro para que ella,con sus 6 años,descubra ese hermoso mundo de la literatura.

AYE dijo...

El primer libro que leí fue "Mi planta de naranja lima". Tenía 15 años y me partió la cabeza. Lo leí cinco años después y no podía creer que eso me había emocionado, jaja. Pero bueno, abrió un camino.
Besos!

La chica de la farmacia dijo...

... Y ojalá sean millones los "Alberto" que contagien a los niños del buen sabor de la Literatura...

Felicidades por este post, me gustó mucho. Sigan así, es bueno leerlos.

Me despido con las palabras de Diana Bellessi (poeta argentina) porque alguna vez me sentí identificada con ellas: "... me gusta pensar como una niña porque sólo de esa manera soy una lectora apasionada, perdida de mí y hallada en las páginas que leo, in the wood of words where is the world..."

Hasta pronto!